LOS SIN PAPELES

                      Todo ser humano tiene el derecho de llevar una vida digna. Todos los gobiernos del mundo deben hacer lo imposible para poder llevar a cabo ésta nada fácil tarea o cometido. El principal requisito es proporcionar el trabajo necesario para que el individuo pueda acceder a ésta condición de vida. Ahora bien, ¿ se prestan a ésta labor los gobiernos de Marruecos, Senegal, Ghana, Gabón, etc ?........ Rotundamente  NO...... Los sistemas políticos y el desarrollo social de estos y otros muchos países deja mucho que desear y con frecuencia vemos como estos gobiernos se despreocupan y abandonan de una forma vergonzosa a sus conciudadanos. Los sistemas económicos de estos países impiden la creación de puestos de trabajo y el poco existente, se lo reparten los clanes o las familias más influyentes. Para acceder a cualquiera de estos escasos puestos de trabajo, es necesario cumplir unos requisitos imposibles de alcanzar para la inmensa mayoría de la población. Así pues, no queda nada más que un último y drástico recurso: la emigración.
                      El verse uno obligado a abandonar su lugar de origen, su familia, sus amigos, su entorno social, etc, es una de las cosas más dura que el ser humano debe soportar. Si a todo esto añadimos las condiciones infrahumanas que hay que sufrir en el desplazamiento y medio de transporte, podemos afirmar sin duda alguna que la ruta hacia la supervivencia es toda una odisea y que muchas veces, el precio a pagar sea muy elevado, llegando a costar la propia vida.
                     El flujo emigratorio es constante hacia países más desarrollados. Todos en busca del ansiado trabajo. Todos en pos de alcanzar el bienestar económico y social. Es justo, y de hecho el alcanzarlo, aunque sea en un país totalmente diferente en lo cultural, social o de costumbres como el propio país al que hemos abandonado.
                     ¿ Pero es justo exigir a ese país que nos acoge, que nos resuelva de inmediato las necesidades y anhelos que nunca jamás han sido satisfechos en nuestro propio país de origen ?
                     Rotundamente: NO
                     Ese país acogedor necesita una infraestructura y una logística para atender la enorme demanda que de sopetón  se le ha venido encima y que es mucho más difícil de lo que a primera vista parece. Ese país no puede poner en peligro, ni su economía ni su sistema político y social, por cuestiones de solidaridad o de ayuda. No se puede acudir ciegamente a salvar la vida del que se está ahogando, si corremos el enorme riesgo de ser ahogado por quién intentamos salvar.
                    Por muy duro que parezca, no hay que confundir lo justo con la justicia.
                    Todo requiere su tiempo y el bienestar colectivo debe prevalecer sobre el bienestar individual de cada uno. Todo necesita antes una buena y profunda planificación.
                    Para contribuir a esa planificación es necesaria la colaboración de todos y cada uno de los indivíduos. Y la mejor colaboración y ayuda que podemos ofrecer es nuestra identificación y el saber quién es cada uno. Todo es estadística y orden. Si no hay unas normas, disciplina y control, todo se deteriora y caemos en la anarquía y el caos.
                     La identificación, " los papeles ", es mucho más importante de lo que a simple vista parece. Se da por sentado que muchas criaturas no pueden presentar una documentación totalmente legal por las razones políticas que envuelven su país de procedencia : guerra, golpe de estado, persecución política o religiosa, etc, pero no debemos olvidar o pasar por alto que son muchos los DELINCUENTES que quieren aprovechar la confusión para entrar en otro país y cambiar su identidad. Nada más tenemos que comprobar el incremento de la delincuencia y la proliferación de mafias registrados en estos últimos años para darnos cuenta que no es " oro todo lo que reluce ". Muchos indeseables quieren confundirse entre la buena y honrada mayoría. Debemos evitarlo por el bien de todos.
                    Para ello es necesario tener todos unos " mínimos papeles " que nos hagan ser partícipes de la sociedad en la que nos pensamos integrar.


                                                                               Ofelio