01 mayo 2011

PASEO DE COLON ( continuación )

Recuerdos de Ceuta ( Años 1.950-1.960 )

En medio, situado como una isleta que separa el propio Paseo de Colón de la calle adyacente Deán Navarro Acuña, está situada la Estación de Autobuses cuyos vehículos realizan el servicio hacia el Protectorado Español: Alcazalquivir, Castillejos, Larache, Riffien, Rincón, Tanger, Tetuán, Xauen, etc. Los autocares son mas bien conocidos como "valencianas", ya que así se denomina la Empresa que practicamente monopoliza estos servicios. La Estación es un edificio de estilo modernista, realizado por el arquitecto José Blein, el mismo que realizó el proyecto y construcción de otro edificio similar, el de la Junta Obras del Puerto situado en el Muelle de España.
La estación de autobuses cuenta con dos plantas. En la inferior están situados la sala de espera, con grandes bancos de madera barnizados de oscuro, para hacer más cómoda la espera. También están situados los servicios, estanco, consigna y las oficinas con sus correspondientes ventanillas para la adquisición de los billetes del viaje que pretendamos realizar. Un sin fín de maletas y bultos esperan ser izados a la baca que llevan todos los vehículos y que tiene su acceso en la parte trasera del coche mediante una pequeña y estrecha escala fija. Si el autocar carece de ella, hay escaleras que acabadas en una especie de garfios se acoplan a la plataforma de carga e impiden que puedan resbalar. Los viajes suelen ser normales o rápidos. Estos últimos se realizan en autocares mas pequeños con un reducido número de pasajeros que facilitan los trámites de control de Castillejos y reducen al mínimo sus paradas a lo largo del recorrido.
En la planta superior de la Estación de Autobuses está situado el Conservatorio Oficial de Música. Todas las tardes, jóvenes de ambos sexos, suben y bajan por sus estrechas escaleras llevando partituras e instrumentos. Saludamos a Mari Nieves, hermana de nuestros comunes amigos Angel y Carlos, que estudia solfeo y que desea llegar a ser una virtuosa del violín.
Abandonamos la Estación de Autobuses dejando a la derecha el cuartelillo de representación de La Legión. Saludamos al Capitán Rojas y al marcial y rígido Comandante Edmundo Boig Dick, auténtico "coco" para el control de guardias y retenes de la Plaza cuando ejerce como Jefe de Día. Metros mas adelantes prosiguen los jardines donde está emplazado el Casino de Suboficiales Legionarios. En parte de éste lugar, se construirá muchos años más tarde el famoso Museo Legionario.
Casi sin darnos cuenta acabamos de llegar a la Glorieta del Teniente Reinoso. Es una pequeña placita de forma triangular, con bancos de mampostería y unos pequeños arbolitos como único adorno. Aunque la mayor particularidad de ésta placita, es que entre los cuadrados que separa banco de banco, están representados en espléndido mosaico los escudos de todas la Provincias Españolas. El lugar recuerda, aunque mucho más modestamente, la Plaza de España de Sevilla. Y como si quisiese hermanarse aún más el parecido con la Ciudad Hispalense, a continuación accedemos por un estrecho y largo pasadizo en el Pasaje Fernández. Éste Patio no tiene nada que envidiar a ningún otro de cualquier punto de Andalucía. Casitas blancas inmaculadas. Flores de todas las fragancias y colores. Todo limpio y cuidado con el mayor mimo posible. Pequeñas aceras que adornan más que protegen, ya que no existe circulación de ningún tipo de vehículo por todo el interior del Pasaje. Para rematar su elegancia, su fervor y su religiosidad más profunda, el Pasaje Fernández está presidido por un precioso y artístico Corazón de Jesús emplazado en una de sus fachadas, cubierto siempre de flores y protegido de la interperie con una hermosa cristalera, desde donde parece extender su bendición y protección, no sólo hacia los vecinos, sino hacia todo aquel que se le acerca en súplica y ruego. El Pasaje vienen a desembocar en su otra salida en el tramo final de la Calle Velarde. Giramos a la derecha, dejamos atrás el Matadero Municipal con su pronunciada rampa de acceso ya que su situación es muy inferior al nivel natural de toda la calle.
A la izquierda, dejando a nuestras espaldas la pronunciada pendiente del Recinto, nos encontramos con la puerta de Fuente Caballos, que es, junto a la de la Rivera y del Agujero, una de las escasas antiguas entradas por la que aún se puede acceder desde el mar a la población. Situada en la Playa conocida como " De la Peña ", pertenece al extenso paño de murallas que arranca en el Foso de la Almina y termina en el Recinto Sur. El acceso a la pequeña playa se efectúa por unas amplias gradas jalonadas en su descenso por entrañables y humildes casitas que adornan como flores éste espléndido lugar y que culmina en la mencionada playita. Es el final de tan maravilloso y abrupto paisaje que se une en eterno abrazo con el azul mar de la bahía. Entre los moradores de éste idílico lugar reside nuestro buen amigo Juán Carlos Gómez, que el transcurrir de los años le forjaron en paladín indiscutible y paradigma en la defensa de Ceuta y de su Españolidad. Para él, nuestra admiración, aprecio y respeto más sincero.
Volvemos sobre nuestros pasos. Subimos de nuevo la escalinata y abandonamos éste entrañable lugar para volver a desembocar en la Glorieta del Teniente Reinoso. Detenemos nuestro paso. Alzamos nuestra vista hacia el recorrido que hemos efectuado. Nuestros ojos, nuestra mente, nuestro corazón se han extasiado ante ésta postal eterna de Ceuta. Justo aquí, ponemos el punto final de nuestro andar por una de las zonas más emblemáticas de nuestra vieja e histórica Ciudad. La del Paseo de Colón.
Así es su ambiente, así es su gente, por lo menos así era hace ya algunos......bastantes años.........

Ofelio

2 comentarios:

  1. Maria Teresa Salou ( Tarragona )12:50 p. m.

    Enhorabuena Ofelio. Nos haces sentir emociones ya muy lejanas. Estuve en Ceuta y el paseo de Colón y la Plaza del Tte. Reinoso ya no son lo que eran. Han perdido su encanto. ¡ qué lástima ! sigue adelante paisano. Un beso Maria Teresa

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  2. Que placer leer de lugares lejanos :) No conozco este lugar pero el sentimiento de recordar nuestras ciudades con el viejo esplendor es familiar en todos lados. Saludos.

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