30 septiembre 2008

IGLESIA DE LOS REMEDIOS ( Continuación )


RECUERDOS DE CEUTA ( 1.950 - 1.960 )

El Jueves Santo en Semana Santa, es todo un espectáculo pasar por la fachada principal de la iglesia. Abiertas sus puertas completamente de par en par, permite que la oratoria del Sermón de las Siete Palabras llegue, no sólo a los fieles que abarrotan el Templo, sino también a todos cuantos transitan por las inmediaciones. Una vez más, la vibrante voz del "cura Arenillas" llevan palabras llenas de amor, misericordia y paz a los corazones de todos los oyentes. Mucho público se encuentra ubicado en las afueras de la iglesia. A pesar de la incomodidad, no pierden palabra. Es espectáculo es impresionante.
Otra de las particularidades de la Iglesia de los Remedios, acontece precisamente en la Semana de Pasión. Desde éste Templo procesionan dos pasos, los Titulares de la Cofradía que lleva sus nombres, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Mayor Dolor. La estrechez y los escalones ( creo recordar que son dos ) de la puerta principal, hace que tanto la salida como la entrada de los pasos procesionales, sean un verdadero espectáculo y alarde, no sólo de habilidad, sino también de coordinación. Se sitúa una rampa de madera para salvar la dificultad de los escalones y los costaleros sacan los pasos de rodillas, ya que aunque se baja la verticalidad del Cristo Crucificado, aún así, su salida o entrada es muy dificultosa debido a la corta alzada de la puerta. Por ello obliga a efectuar su traslado de rodillas. Con la enorme dificultad añadida de la estrechez de la puerta como así mismo de la calle colindante. Las varas, candelabros y adornos varios del paso de la Virgen, salen en un generalizado......¡ ay ! ... del público agolpado en las aceras. Las personas situadas en la acera de la Mercería Casa Pepe, tienen que desalojar tan privilegiado lugar de contemplación, para posibilitar las numerosas maniobras que se tienen que realizar hasta estar ya totalmente en la calle ambos pasos. Si difícil es la salida, el regreso al recogerse, lo es mucho más. Pues a la dificultad se une el esfuerzo unido al enorme cansancio de todo el desfile procesional. El Capataz de uno de los pasos, el señor Curado, asombra a mayores y pequeños en el desarrollo de su delicada misión. Todos nos congregamos allí para poder presenciar tan maravilloso espectáculo que acontece cada Jueves Santo. El olor a incienso, junto con el olor de las flores y el de la cera de los cirios, nos introduce en un mundo de amor y añoranza. Si cerramos los ojos, aún hoy, podemos figurarnos estar allí, podemos recrear el espectáculo en toda su totalidad sin perder un solo detalle, como si realmente estuviésemos presenciándolo, aunque ya haya pasado mucho, muchísimo tiempo.............

OFELIO

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