01 junio 2011

TEATRO CINE APOLO

RECUERDOS DE CEUTA ( Años 1.950-1.960 )

Situado en la calle Camoens, esquina con Gonzalez de la Vega, éste entrañable cine encierra el recuerdo de grandes espectáculos y aún mejores momentos vividos. Es la salvación ( junto con el vecino y cercano Cervantes) de las tardes domingueras y lluviosas de nuestra querida y vieja Ciudad. Aún se hace más notable, si esa tarde, nuestra Sociedad Deportiva Ceuta juega en la Península. ¿ Dónde ir ?..............Ésta pregunta nos la hacemos cientos de "caballas" en las tardes domingueras y desapacibles donde el pasear no es posible, debido a la lluvia o el fuerte viento de levante que azota las calles. Sólo nos queda el cine. Tenemos dos opciones, Apolo o Cervantes. El Cinema Africa no se construirá hasta años mas tarde. Es curioso, pero la respuesta al.......¿ dónde ir ?..... en estos años cincuenta no se responde con un tal o cual película, sino con Apolo o Cervantes. La película es lo de menos, pues en estos años aún no existe el "autorizado para mayores"; así que podemos ir a presenciar películas como Raza, Clarines de Honor, Currito de la Cruz, Fantomas, Marianela, el Derecho de nacer, etc. La primera película calificada para mayores, vendrá años mas tarde. Se titulaba " La Princesa Sherezade ".
Si la elección es el Teatro Cine Apolo, nuestros pasos nos llevan hacia el comienzo de la calle Camoens donde se tiene acceso a la platea o patio de butacas de dicho cine. Si por el contrario, " el presupuesto " no da para tal lujo, nos tendremos que conformar con balconcillo o general, también llamdo "gallinero", de precio más popular y cuyo acceso se encuentra en la adyacente calle Gonzalez de la Vega. El Teatro Cine Apolo, fué inagurado en la Feria de Agosto de 1.916 y sus propietarios eran Don Miguel Salas y Doña Luisa Gabarrón.
La entrada por platea se efectúa por un magnífico vestíbulo, cortado o separado en la esquina por un rojo biombo que sirve de separación de la taquilla donde se adquiere la localidad, situada a la izquierda de la puerta de la calle. Dicho biombo separa el espacio donde se adquieren las localidades, del dedicado a la espera de función y su acceso directo al patio de butacas. El anciano, cariñoso y uniformado señor Manzanares, el portero encargado de recogernos la papeleta de acceso para ser "cortada en dos ", nos saluda con su eterna sonrisa y bondadosa expresión.
El vestíbulo, donde también se encuentran los servicios, tiene sus paredes cubiertas de grandes paneles cuadrados forrados de terciopelo rojo donde múltiples fotogramas nos anuncian las películas próximas a ser exhibidas. Grandes y gruesas cortinas del mismo tejido y color nos separan del acceso directo al patio de butacas. Éste, amplio y bien decorado, con dos pasillos laterales y uno central entre las filas de los asientos, viene a rematar en su final en un foso donde se situa la orquesta cuando hay teatro o espectáculo similar. No debemos olvidar que el local es Cine-Teatro. El foso, en los dias que solo es cine, donde permanece inmutable un solitario piano, está resguardado por un grueso y hermoso cordón rojo a unos cincuenta centímetros de suelo que impide su acceso directo a él. Múltiples veces, presenciamos que despistados y deslumbrados espectadores, en la oscuridad del local y en busca de alguna butaca vacía donde aposentarse, mirando a derecha o izquierda y como única guía, la luz procedente de la pantalla, han caido en el foso entre el jolgorio de los espectadores. El piano ha parado el golpe, entre el delirio y risas de todos los presentes. Sólo es un susto, ya que la profundidad del foso respecto al ras del suelo del patio de butacas, no es muy elevada. Pero el " numerito " divierte.
El artístico y barroco escenario está presidido en su parte superior por un esbelto relieve del mitológico dios Apolo. La pantalla donde se proyectan las películas, está cubierta por una doble cortina. Un hermoso telón rojo, que cuando se abre lentamente, deja al descubierto otro mas sutil de color blanco donde se proyectas en diapositivas la propaganda entre función y función. Recordamos anuncios de establecimientos como Casa Ros, Optica Zurita o de relojes como los archiconocidos Dogma o Cauny. sin olvidar Norit el borreguito o Gran Vino Sansón. Entrañables anuncios que conforme transcurrían, para distraernos, íbamos contando.


(continuará )

1 comentario:

  1. Maria Teresa Salou Tarragona4:12 p. m.

    Ofe, que susto........ ésta vez te has retrasado mucho. Un beso, guapo. Mari Tere

    ResponderEliminar