03 septiembre 2011

COLEGIO LOPE DE VEGA

RECUERDOS DE CEUTA ( Años 1.959 - 1.960 )
Siempre se ha dicho, que según los cimientos, así resulta o resultará la casa o edificio que se tiende a construir. Éste mismo dicho se ha aplicado por generaciones a las personas en lo referente a la preparación base para posteriores estudios u ocupación laboral. O lo que es lo mismo, una base sólida y congruente en la que apoyarnos para ser más útiles y eficaces en la sociedad en la que en un futuro más o menos próximo vamos a incorporarnos. Pero no sólo para nuestro saber cultural, sino también prepararnos sólidamente como indivíduos, como auténticos seres humanos.
En toda ésta faceta, el Colegio juega un papel primordial, yo diría que único. Después vendrá el Instituto, la Universidad,etc. Pero es el Colegio la base en la que se apoya todo éste conglomerado y el que forma cual fragua a las personas, a los individuos. Como es natural, el Colegio no es sólo el local donde vamos a recibir ésta educación o la fragua donde vamos a adquirir el temple necesario. El Colegio es mucho más. El Colegio es también el conjunto de esos extraordinarios hombres y mujeres, que como esforzados " herreros ", funden, forjan y labran el basto " hierro " que nosotros como alumnos presentamos. Esos hombres y mujeres son el profesorado. Los queridos y admirados maestros.
Como modesto homenaje a ellos y a la labor que desarrollan, vamos a girar visita a uno de los muchos y queridos colegios de nuestra vieja y querida Ceuta. Al Grupo Escolar Lope de Vega.
Éste Colegio, ubicado en un espléndido y hermoso edificio de arquitectura colonial está situado en la parte alta de nuestra Calle Real, justo enfrente de la Plaza Azcárate.
El edificio está pintado de color crema, rodeado de una gran verja de hierro de color verde. En su interior, espléndidos árboles y parterres con plantas y flores de todos los colores. Su estructura tiene forma de hache y está compuesto de tres magníficas y altas plantas repletas de numerosos ventanales.
Entrando por su puerta principal, en la cual en hierro forjado está representado el Escudo de nuestra Ciudad y el nombre del Grupo Escolar, atravesamos el espacioso jardín y nos acercamos al acceso directo al edificio. Consta de dos entradas formando rampas. En la de la izquierda, está situada la Conserjería y es el acceso a las aulas femeninas, pues hemos de significar que el Colegio es de enseñanza mixta. Ambas separadas completamente e incluso por su puerta de acceso. Una pequeña campana cuelga en el exterior justo al lado de una de las ventanas de la Conserjería, donde el Conserje desde hace muchos años, el señor Leiva, es el encargado, entre otros muchos menesteres, de anunciar la hora de inicio, término o recreo, mediante el tañer de dicha campana. El horario de clase es de 9 de la mañana a 12,30 del medio día y de 3 a 5 de la tarde. Excepto los sábados que sólo es por la mañana. Los festivos y domingos, por supuesto no hay clase y por suerte aún no ha llegado la moda de los "puentes", ni mucho menos las "vacaciones" de Navidad, Carnavales o Semana Santa. Simplemente se hace descanso en los dias verdaderamente festivos. Las vacaciones son desde últimos de julio a primeros de septiembre. El tiempo es aprovechado al máximo. ¡ Una dedicación por parte del profesorado superior a las 30 horas semanales ! ¡ Y hoy día no se quiere dar un palo al agua..... ! Ahora, al jubilarse el señor Leiva, la Conserjería la ejerce el señor Gonzalo Llorente Aguilera. Hombre der elevada estatura y de impresionante aspecto. Ex-militar y severo. A simple vista su figura amedrenta al más pintado, pero una vez conocido y tratado, es un hombre muy amable, culto y servicial, aunque si llegamos con cierto retraso al horario escolar, la primera y sonora bronca nos la proporciona él.
A la derecha, en toda la planta baja, están situados la cocina y el comedor de Auxilio Social. Aquí comen completamente gratis los alumnos y alumnas más necesitados. Incluso para festejar las primeras comuniones, el Colegio ofrece a todos un desayuno a base de chocolate y bollitos de leche, que es todo un lujo en estos difíciles años que vivimos.
La labor social que ofrece el profesorado es ejemplar, pues aparte de desempeñar su enseñanza, participan en las labores del comedor, reparten a todo el alumnado una diaria ración de leche en polvo para la cual todos tenemos que llevar a clase un vaso y una cucharilla. También distribuyen prendas de vestir e incluso calzado. Sin olvidar los premios que otorgan por buenos estudiantes o ejemplar conducta, mediante entrega de libretas, làpices y gomas de borrar.
Una vez subida la rampa de acceso al sector masculino, nos encontramos con dos salas. La de la izquierda, algo más pequeña, está dedicada a taller de mecánica. En ella, don Jesús, uno de los profesores, dedica cada tarde, después de su jornada lectiva, a la enseñanza y reparación de pequeños motores y hacer o fabricar pequeñas piezas de hierro. Los alumnos aprenden a cortar, limar y ajustar piezas de todas las formas y tamaños. Tarea que requiere grandísima precisión. Los trabajos una vez finalizados quedan expuesto en las paredes en expléndida exposición para el deleite y disfrute de todos, especialmente para sus autores. Don Jesús, el típico maestro, de aspecto bonachón, cabello ensortijado donde la nieve del ha plateado su egregia cabeza. Un pequeño y recortado bigote, termina por definir su enorme personalidad.
Pared con pared, en la sala contigua, algo más amplia, existe un taller de carpintería. Aquí aprendemos talla, ensamblajes y todo lo concerniente a la madera. Entre garlopas y formones, el bueno de don Francisco, con su eterna paciencia enseña los secretos de la madera. Don Francisco García Sanz no es sólo el profesor encargado de éste pequeño taller en las diarias tardes. Sus funciones son más complejas, ya que a su labor docente, se le añade la de Director del Centro. Hombre de profundas raices religiosas, aplica a su quehacer diario dos grandes virtudes : la paciencia y el ejemplo. Cada mañana se le ve subir con parsimoniosa andadura las escaleras de la adyacente Plaza Azcárate, ya que es vecino de la calle Alfau. Repartiendo saludos y sonrisas a todos cuantos se le cruzan en su diario recorrido, ya que son muchas las personas que de una forma u otra, le conocen por su hermosa labor docente desarrollada a lo largo de tantísimos años.
Dejamos la planta baja e iniciamos el ascenso al primer piso por medio de unas amplias y espaciosas escaleras. En ésta nueva planta, se encuentran los servicios, una gran sala con salida al patio de recreo situado en la parte trasera del edificio y con acceso también por la calle Canalejas. Por ésta entrada es por la que efectuamos el acceso y salida a clase el alumnado masculino. En éste patio aguardamos entre juegos y bullicio el inicio de la entrada a clase que se efectua en perfecto orden la formación por clases, para evitar atropellos y posibles golpes hacia los más pequeños. El espacioso patio tiene el suelo de tierra y hay situados en él dos tableros con aros para practicar el baloncesto. La verdad es que nadie juega al baloncesto. Aprovechamos las estructuras de madera como porterias para jugar al futbol. Una es de mayor anchura que la otra, pero eso no impide el diario partidillo de futbol, aunque con la justicia de simultanear en día sí y día no ambas porterias, para no gozar siempre de la ventaja de la "portería más estrecha". Por lo general el partido diario se efectùa entre las clases de don José contra la de don Fernando. El por qué, radica en que practicamente ambos profesores se alternan por temporadas en la enseñanza superior del Colegio. Como éste saber superior o más avanzado no tiene nada que ver con la edad de los alumnos, ambas clases son parejas en lo físico y por consiguiente la rivalidad es manifiesta. A ello se agrega que ambos profesores "alientan" ésta rivalidad y disfrutan cuando "sus" alumnos se alzan con la victoria. De ésta pléyade de estrellas de futbol es de justicia destacar a Luis (Chito ), el hijo del señor Ramón, el de la Bodega Monovar y a Paco Román, también conocido como Tupae, un verdadero torbellino.


( Continuará )

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