01 noviembre 2011

PASEO DE LAS PALMERAS

RECUERDOS DE CEUTA ( Años 1.950-1.960 )


Éste idílico y largo Paseo se extiende como una hermosa terraza sobre el mar, cuyas aguas vienen a besar suavemente, como si lo acariciasen amorosamente y buscasen al mismo tiempo la sombra bienhechora y acogedora de las múltiples y frondosas palmeras que lo cubren en todo su recorrido.
Éste hermoso Paseo de las Palmeras, como es popularmente conocido, aunque su nombre oficial sea Avenida del General Franco, es la arteria vital de nuestra Ciudad. Por él hay que transcurrir para dirigirnos a los Centros Oficiales, lugares de culto, campo exterior y a nuestro querido puerto. Es el punto inicial de la salida del fresco pescado que en la alborada ha sido desembarcado sobre el firme del Muelle de Pescadores y que dentro de breves horas, estará dispuesto para su venta en los diversos puntos de nuestra Ciudad. Éste Paseo es el pasillo de entrada que se extiende majestuoso ante la mirada del visitante foráneo invitándole a penetrar en ésta casa común que es nuestra Ceuta y cuyas palmeras parecen querer saludarle y darle la bienvenida. Es la primera y última vista de nuestra Ciudad para los muchos visitantes diarios que a primera hora de la mañana han desembarcado del transbordador y a última hora de la tarde, vuelven a él para emprender el regreso a la Península. Éste Paseo de las Palmeras, es como la tarjeta de presentación de nuestra vieja e histórica Ciudad.
Se extiende en línea recta desde su inicio en el Puente Almina hasta el otro famoso Puente, el del Cristo. En su comienzo, en la pequeña y suave curva donde se encuentra la parada del autobús Hadú-Almadraba y teniendo como referencia el pequeño kiosco allí existente, empieza en un leve y apenas pronunciado descenso, justo hasta el ramal de acceso al Muelle de Pescadores. Cruzamos la pequeña bocacalle con la precaución de no tener incidente alguno con los muchos y variados motocarros que entran y salen constantemente de dicho lugar, ya que aparte de la actividad del muelle pesquero, estos pequeños pero tan útiles vehículos de transporte tienen allí situada su inicio de parada. Junto a éste pequeño cruce, dependiendo de qué época del año nos encontremos, se haya un pequeño tenderete de venta de caramelos totalmente artesanos u otras diversas chucherias o bien la típica y nostálgica castañera, que en los dias de crudo invierno, nos ofrece con tierna sonrisa un hermoso cartucho de calientes y crujientes castañas asadas. Sin olvidar la venta de los exquisitos madroños, palmitos y las ricas azufaifas.
Desde este lugar prosigue el hermoso Paseo ya completamente llano y rectilíneo hasta practicamente su final, sin obstáculo alguno que impida toda su esplendidez y belleza, si exceptuamos unos servicios ubicados aproximadamente en la mitad de su recorrido y cuyo acceso subterráneo se efectúa por unas estrechas y pendientes escaleras protegidas por una artística y labrada barandilla de hierro de color negro. En lo alto un escueto Damas y Caballeros.
Conforme avanzamos en nuestro pasear, toda la acera es un largo balcón sobre el mar en donde infinidad de pequeñas y variopintas embarcaciones fondeadas en la dársena son mecidas por la suave marea.
En la acera de enfrente, mucho mas estrecha e irregular, se extienden un sin fín de comercios y establecimientos variados. Destacamos Casa Parrés, concesionario oficial de vehículos. La Clínica de Urgencias, que por fortuna no tiene mucha actividad, pero que desarrolla una labor importantísima. Diversos comercios dedicados a la venta al por mayor y detall. Ferretería. Oficinas y despachos de la Compañía Transmediterránea. El gran Hotel Atlante, el más lujoso y confortante de Ceuta. Justo en la esquina, comienza la calle O`donell que nos conduce al Bar Sin Nombre, al Ayuntamiento, Plaza de África, Iglesia de la Patrona, Catedral, etc.
Si volvemos de nuevo a la acera del Paseo, justamente frente al Hotel Atlante, nos encontramos con un entrañable vendedor de garrapiñadas que es toda una institución en Ceuta. Junto a su archiconocida caldera de cobre donde elabora sus más que famosas almendras, podemos detenernos y deleitarnos un momento para percibir el magnífico perfume que tan singular personaje envuelve a todo su alrededor.


( continuará )

2 comentarios:

  1. Buen relato del Paseo de las Palmeras de nuestra juventud, llevo apróximadamente unos 20 años trabajando en el Paseo de las Palmeras y lo recorro casi a diario, pero no tiene ese sabor de nuestra niñez.
    Un saludo Ofelio.

    ResponderEliminar
  2. Gracias paisano, gracias, porque por estos recuerdos tuyos, vivimos con cierta nostalgia esos preciosos recuerdos de nuestra querida tierra, nuestro paseo de las palmeras,abarrotado por las tardes noches..¿quien no echo piropos o paseo con la novia por ese bello paseo?

    ResponderEliminar